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Viaje de un educador a #6ciudades

Por Héctor Sánchez-Melero

«Reivindicar el sentido de la política implica devolver a los principios éticos su carácter vertebrador. Tal vez por ello cobran tanto valor las iniciativas de quienes luchan por su ciudadanía y su dignidad» [1]

viaje

Durante seis días pude asistir a “un espacio dialógico de discusión e intercambio acerca de múltiples experiencias y opiniones” [2], un espacio de aprendizaje compartido sobre prácticas ciudadanas críticas, participativas y transformadoras [3].

Estas características (opinión crítica, participación y transformación) son en mi opinión el nexo común de todas las iniciativas que pude conocer. Pues si bien las seis ciudades por las que pude viajar gracias a [VIC], incluían una rica diversidad de propuestas, todas coincidían en estas tres cualidades:Todas ellas eran críticas con el sistema actual.Por ello, todas pretendían transformarlo y mejorarlo.Y todas lo querían conseguir a través de la participación ciudadana.Todas, por tanto, pretendían mejorar la calidad de nuestra “deficiente” (siendo benévolo) democracia,lo que no supone un impulso generoso ni circunstancial, sino una necesidad permanente para quienes realmente creen en ella. [4]

Sin duda, las personas con las que fui encontrándome creen en la democracia. El viaje realizado por varios tiempos y en un único espacio en los que fui encontrándome con diversas personas dispuestas a compartir sus conocimientos, opiniones y creencias. Se diferenció de otros espacios de intercambio de conocimientos y experiencias en los que he podido participar, fundamentalmente por su pretensión inclusiva e igualitaria. Las seis ciudades fueron espacios abiertos en el que cualquier persona podía participar y dicha participación y debate se realizó desde un principio de igualdad y horizontalidad en el que todos los argumentos son escuchados y contemplados independientemente de quien los formule. Un espacio intercultural en cuanto a que puso el foco en lo intersubjetivo, donde se construyen significados, identidades y un espacio de relación conjunta que trata de incluir todas las voces.

Otro aspecto a destacar y que surgía una y otra vez en las ponencias y debates, era la necesidad de recuperar lo común, pues si como nos dijo Luis Tamayo en una de las sesiones “el sistema de poder se basa en la desconfianza mutua y el individualismo” [5], recuperar la confianza en las demás personas, preocuparnos por su bienestar y defender una ética del cuidado [6] que ponga en el centro a toda persona, no es otra cosa que recuperar los lazos que nos unen a nuestros semejantes creando con ello comunidad. Así, “lo esencial no es lo que estos movimientos ponen de manifiesto sino el hecho de que afirman por sí mismos el poder de lo común” [7]

Esta recuperación de lo común y esta incorporación de la ética del cuidado nos proporcionaron, en una de las sesiones, un interesante debate sobre todo para las personas que nos dedicamos a profesiones que deben su existencia al estado del bienestar capitalista.Como educador social, una parte fundamental de mi profesión es ayudar a afrontar los problemas de una socialización “deficiente”, producto en muchos casos de una sociedad desigual que condena a la exclusión a mucha de su ciudadanía, a la vez que la individualiza, dificultando con ello las posibles redes de apoyo social que pudieran evitar dicha exclusión. El estado del bienestar, ha ido creando,paradójicamente, toda una serie de profesiones para solucionar los problemas que el propio capitalismo genera.

Ahora bien, si recuperamos la preocupación social por el bienestar de las demás personas, si vencemos el capitalismo, si nos emancipamos y liberamos dándonos cuenta de la necesidad que tenemos de la interrelación con el resto y por tanto, de la necesidad de que las demás personas a nuestro alrededor estén lo mejor posible, si nos damos cuenta de la importancia de lo común, entonces ¿Son necesarias este tipo de profesiones? Probablemente no. Incluso podemos llegar a pensar que en vez de conseguir la autonomía de las personas el generar cierta dependencia puede llegar a ser una estrategia de supervivencia para ciertas organizaciones de servicios sociales [8].

Hay quien no lo verá tan claro, pero por mi parte renuncio a mi profesión si es porque hemos conseguido transformar la realidad y hemos creado entre todas una sociedad en la que son innecesarias las organizaciones de servicios sociales ya que las iniciativas ciudadanas y las redes sociales impiden la exclusión de cualquier persona.Y de esta forma llegamos a la gran pregunta que de una u otra manera aparecía recurrentemente en las 6ciudades:

Si la transformación que se está proponiendo necesita de la participación del resto de personas de nuestra(s) comunidad(es) ¿Cómo transformar a las personas para que podamos entre todas transformar el mundo?

Y la respuesta, también recurrente, es que “no hay mejor manera que llegar al ciudadano que la de la educación” como dijo Manel Rivero uno de los días 5.

Pero no entendamos la educación como sinónimo de escolaridad, no estamos hablando del sistema educativo, sin obviar que este tiene un alcance casi global en las futuras generaciones y que podría ser un gran instrumento de transformación si realizara una práctica educativa problematizadora y liberadora [9]. Hablamos de esa otra educación que todos y todas nosotras hacemos y recibimos todos los días y en todos los tiempos y espacios compartidos con otras personas. Si “la transformación ocurre desde y en lo cotidiano”5, como aseguraba una de las personas asistentes, es en este espacio y en esta educación informal en donde las iniciativas ciudadanas tienen que poner el foco de su práctica educativa transformadora.

Es la práctica cotidiana de iniciativas ciudadanas en sí misma una escuela de ciudadanía crítica, participativa y transformadora[10]. Desde mi punto de vista, las diversas iniciativas ciudadanas tienen que tomar conciencia de este hecho, para poder usarlo en sus objetivos transformadores. Tomar consciencia de que, además de sus objetivos propios (parar desahucios, romper las estructuras patriarcales, cuidar el medio ambiente, acabar con el capitalismo para construir un mundo más justo, etc.), deben incorporar todas ellas un objetivo común que no es otro que transmitir sus prácticas ciudadanas, su forma de entender y practicar la democracia, su capacidad crítica, su creatividad, su preocupación por las personas… y tomando conciencia de ello, incorporarlo a su praxis y a su discurso.

Cristina Pulido nos dijo en una de las 6ciudades que “la paH es un espacio de aprendizaje para el ciudadano”5. Lo que yo planteo es que todas y cada una de las iniciativas que pasaron por las 6ciudades lo son, y todas y cada una de ellas deben hacerse conscientes de este hecho para usarlo y potenciarlo en su búsqueda de un mundo mejor, independientemente de lo que cada una de ellas entienda por “un mundo mejor”, todas ellas tienen la capacidad y la responsabilidad de enseñar a tener una conciencia crítica, a participar y a buscar la transformación social.

¿Cómo integramos esta capacidad de “escuela de ciudadanía” en la praxis cotidiana de las iniciativas? Es una pregunta difícil de contestar en un momento de emergencia social donde las iniciativas y las personas que las integran se encuentran inmersas en la defensa de las personas ante el ataque devorador del neoliberalismo, pero en ella puede encontrarse una pequeña clave transformadora.

Héctor Sánchez-Melero es Educador Social e Investigador en la UNED. Pertenece al Grupo INTER de Investigación en Educación Intercultural


[1]Llop, Llorenç. (2014). Banalidad de la ética. La “gran estafa” y el derrumbe moral. Le Monde diplomatique en español. 224, junio 2014. Pp.10

[2] Encuentros de iniciativas ciudadanas para el empoderamiento urbano. Hacia un modelos de outo-organización ciudadana |#6ciudades. http://viveroiniciativasciudadanas.net/wp-content/uploads/2014/06/VIC-Memoria-6ciudades-BUENAFINAL-140617.pdf

[3]Mata, Patricia; Ballesteros, Belén y Padilla, MªTeresa (2013) Ciudadanía participativa y transformadora: análisis de discursos y propuestas de aprendizaje. Revista Teoría de la Educación 25(2), 0pp 49-68

Gil-Jaurena, Ines. (2012). Aprendizaje de la ciudadanía y la participación. Aproximación a su estudio. En S. Morales, J. Lirio y R. M. Ytarte (coords.). La Pedagogía Social en la Universidad. Investigación, formación y compromiso social (pp. 223-230). Valencia: Naullibres

[4] Vallés, Josep María. (2014). Por una regeneración democrática. La Maleta de Portbou, 6, Julio-Agosto 2014. Pp. 56-60

[5] Extraído de “Relato de 6ciudades: procesos de empoderamiento urbano en la ciudad de Madrid” http://viveroiniciativasciudadanas.net/2014/06/17/relato-de-6ciudades-procesos-de-empoderamiento-urbano-en-la-ciudad-de-madrid/

[6]Gilligan, Carol (1985) La Moral y la Teoría. Psicología del desarrollo femenino. México: Fondo de cultura económica

[7] Le Blanc, Guillaume (2014) Repensar la democracia desde la igualdad de las voces. La Maleta de Portbou. 5, Mayo-Junio 2014. Pp.32-36

[8]Castillo, F. (1997). El profesional en las organizaciones de servicios sociales. En Coletti, M. y Linares, J.L. (comp.), La intervenciónsistémica en los servicios sociales ante la familiamultiproblemática. Barcelona: Paidós, pp. 223-243.

[9] Freire, Paulo (1997). Pedagogía del oprimido. Madrid: Siglo XXI

[10]Aguado, Teresa; Ballesteros, Belén; Mata, Patricia y Sánchez-Melero, Héctor (2013). Aprendizaje de la Ciudadanía Activa: propuestas educativas. Actas del XVI Congreso Nacional y II Internacional de Modelos de Investigación Educativa de AIDIPE, Alicante 4-6 de septiembre, 2013, pp. 35-42.