La observación como proyecto. Mexico

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En Iberoamérica se está gestando un movimiento ambicioso para crear una red de innovación ciudadana auspiciada desde diversas instancias de la sociedad. Lo singular de la dinámica es el esfuerzo de coordinación, que desborda los límites tradicionales: los nacionales, al involucrar simultáneamente a distintos países como México, España, Brasil o Panamá. Los administrativos pues a partir del wikisprint iberoamericano de la primavera de 2013 se está intentando sincronizar la actividad informal a nivel micro de cientos de iniciativas con instituciones locales e incluso la diplomacia internacional pasando por las diferentes capas de gobernanza formal intermedia. También trasciende los límites de la propiedad pues lo privado, con o sin ánimo de lucro, formalizado o no, y lo público se reúnen planteándose cómo trabajar en modo peer-to-peer, P2P, para producir un nexo procomún que aporte cohesión a la red. Es preciso identificar los desafíos a los que responde la red así como los inherentes a su creación, para afrontar de forma ordenada y con éxito la empresa.

En el vivero de iniciativas ciudadanas, vic, nos hemos dedicado a la observación y análisis de iniciativas ciudadanas en España desde 2008. En el último año nos hemos inmerso en la elaboración de un marco metodológico de análisis y práctica de entender una ciudad empoderada y con ciudadanos que participan de la misma y sistemas de información en base al que ha iniciado un plan de expansión distribuida a través de proyectos P2P locales y transnacionales. Por un lado estamos trabajando con las iniciativas madrileñas a través de varios modelos como el nodo de la mesa ciudadana de gestión de lo público para crear una plataforma procomún que  de visibilidad conectada,  y permita imaginar, poner en práctica y abrir nuevos modelos de producción y reproducción de la vida ciudadana y sus espacios de interacción analógica y digital. Por otro lado, compartir el marco metodológico con los colectivos mexicanos cuadra urbanismo y ciudad pixel, de impacto contrastado en toda la República en el ámbito de la participación ciudadana en el urbanismo y la gobernanza urbana, ha derivado en un proceso de colaboración conjunto con más agentes. Este proceso de vocación colaborativa y abierta se está presentando al resto de México, y ya se ha compartido con más de 70 iniciativas en Ciudad de México en el encuentro que tuvimos el pasado día 11 de Diciembre e el CCEMX.

La experiencias del recorrido y el proceso en curso de VIC, arrojan elementos útiles para responder a los desafíos de la red de innovación ciudadana iberoamericana, de manera que pueda seguir una expansión distribuida internacional naturalmente.

Todo este proceso da lugar a una serie de textos que vamos a compartir en post sucesivos a lo largo de la primera parte del año próximo. Comenzaremos por explicar el marco metodológico, para después describir su importancia a la hora de articular la construcción de una red distribuída de iniciativas ciudadanas; una red que cuente con fundamentos en los que basar su cohesión y replicabilidad.


Encuentro con inicitivas ciudadanas en DF, Mexico el pasado día 11 de Diciembre.

Para empezar, en este post completamos el contexto descrito con un pequeño inciso sobre la realidad particular que hemos conocido en nuestra reciente estancia en México, y que desarrollaremos en una de las primeras sesiones de enero próximo en la mesa ciudadana. La situación que nos hemos encontrado es especialmente relevante al confrontarla con el estado actual de la cuestión en España y más concretamente en el panorama madrileño. Y también porque es la que ha dado pie a que surja la posibilidad de llevar nuestro propio proceso a otras geografías y convertirlo en un proceso común y propio de otros agentes. A ella y a nuestra experiencia en Madrid evocaremos en los post futuros. La situación de proyectos ligados a lugares tan paradigmáticos como Tabacalera y el Campo de la Cebada evidencian dos de los puntos críticos en la existencia de las iniciativas ciudadanas madrileñas: la relación de dependencia con la administración pública y la ausencia de mecanismos claros y transparentes para evolucionar de esa dependencia hacia otras fórmulas que fomenten el fortalecimiento, la evolución y la autonomía de las propias iniciativas. Lo cuál a su vez explica que dos de los puntos candentes en la agenda de los distintos colectivos madrileños sean cómo poder incidir en las políticas públicas para mejorarlas y cómo constituir una relación formal y eficaz con la administración. Puntos para los que el caso la capital del estado de Jalisco aporta referencias empíricas implementadas a lo largo de los dos últimos años. Este es el tiempo que lleva funcionando la plataforma ciudadana para la movilidad sustentable de Guadalajara, última etapa en la evolución del activismo ciudadano en la ciudad, y cuyos orígenes se remontan a 1998.
Durante este tiempo los colectivos han sabido agruparse, desarrollar una expertise y constituir una interfaz válida ante la administración, convirtiéndose en un órgano consultivo [no siempre consultado] a la hora de aprobar políticas municipales, en la forma del consejo ciudadano para la movilidad sustentable. También han superado varias crisis regenerándose, por un lado dando entrada a nuevos actores con aproximaciones más dinámicas, que han contribuido a diversificar las expertises del conjunto y a generar la necesidad y capacidad de planificar actividades. Por otro lado la regeneración ha venido por la capacidad de modificar la forma de relación con la administración, transformando el consejo en plataforma. Por último han sido capaces de conservar y dar continuidad a ciertos aspectos identitarios, manteniendo por ejemplo una dinámica paralela de deliberación horizontal entre los colectivos informales heterogéneos, y otorgando a algunos de ellos como el CEJ un rol referente, de cara adentro y al exterior, al mantener una presencia activa y propositiva continua lo largo del tiempo que los ha legitimado como referentes.
Todo esto ha derivado prácticamente en tres acciones concretas y significativas de la visibilidad, el valor de las iniciativas ciudadanas y su impacto en el territorio:
– La presencia y difusión pública en toda la ciudad, con la ocupación de todos sus museos por los contenidos de las iniciativas durante un mes.
– La elaboración de análisis, diagnósticos y propuestas que han percolado en la agenda política de las tres capas de la administración, la ciudad, las áreas metropolitanas y el estado de Jalisco, en 5 ejes: accesibilidad integral, metrópolis a escala humana, territorio ordenado, movilidad sustentable y desincentivo al automóvil, e infraestructura para la participación ciudadana.
– La institucionalización de la relación e influencia de la plataforma dentro de la administración pública, con la presencia permanente de dos de sus miembros.
Acciones que no tienen por qué ser posibles respuestas a las preguntas que desde hace un tiempo se han explicitado de forma común en Madrid. Pero que sí ejemplifican cómo el micro-urbanismo participativo puede iniciar un proceso de escalada consecuente con su realidad y que repercuta en la gobernanza a otras instancias, modificándola y conciliando por tanto lo micro y lo macro. De igual forma el intercambio que hemos iniciado y que describiremos en los siguientes post ha mostrado el potencial del producto de la reflexión que está en curso aquí, para desbloquear las situaciones conflictivas en el caso específico de Guadalajara. Por eso sólo podemos compartir honestamente nuestra conclusión, y realizar una llamada de atención mutua, de ambos lados, para compartir y comprender dinámicas, para confrontarlas y entender los retos y amenazas respectivas, y para poder visualizar desde ese entendimiento enriquecido y compartido respuestas diferentes que contribuyan a regenerar la iniciativa ciudadana y fortalecer sus valores radicales.

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